CAPÍTULO 1
El Bosque de las Mil Primaveras
El Bosque de las Mil Primaveras
Ésta es la historia de una gran comunidad de hadas que vivían en el gran y frondoso Bosque de las mil primaveras.
Todas las hadas eran bondadosas con cada una de sus compañeras; siempre estaban dispuestas a ayudarse y eran siempre muy respetuosas.
Cada una de las hadas tenía una cualidad diferente. Unas sabían cantar con una armonía inigualable, otras sabían pintar hermosos paisajes primaverales, unas danzaban, cocinaban, tocaban algún instrumento o simplemente tenían una belleza única.
Pero había un hada en especial que tenía múltiples talentos. Clara era un hada asombrosa. Podía, no sólo cantar y bailar, sino también pintar, cocinar, tocar, hacer toda clase de deportes, gimnasia, ballet, entre otros; era estudiosa y sobre todas las cosas, tenía una maravillosa y deleitable belleza. Era casi perfecta. Sólo tenía un gran problema…
Gracias a sus únicos, perfectos y múltiples talentos, Clara era una chica demasiado presuntuosa y se le subía el ego de vez en cuando. Por ésa misma razón, Clara se sentía muy solitaria. A pesar de estar siempre en compañía de todas las hadas del bosque para realizar sus debidas tareas y actividades, Clara era un caso especial en el que la felicidad y la abundancia espiritual estaban escaseando poco a poco.
Un día, la reina Flora decidió hablar con Clara. Era evidente que se sentía triste; y ése era un sentimiento que ningún hada debía tener; pues la tristeza conducía a la pérdida total del polvillo mágico, y eso a su vez, representaba la muerte de un hada…
-Querida, ¿qué ocurre?- preguntó la reina con un tono tranquilo y sensible.
-Reina Flora… Estoy preocupada-
-¿Por qué Clara?-
-Mis polvillos de hada se están desvaneciendo con el paso del tiempo. ¿Es eso normal?- cuestionó Clara con un semblante de preocupación muy prominente.
-¿Por qué piensas que tu polvillo escasea querida?- Le preguntó la Reina Flora con el afán de descubrir qué ocurría con Clara.
-Verás- explicó – la madre naturaleza me ha dado un increíble don; y todos aquí lo saben. El don de hacer múltiples cosas a la vez. Me ha proveído de muchos talentos, el conjunto de algunos de mis compañeros diría yo; sin embargo…
-Siento que nadie aquí aprecia lo que hago. Ninguno de mis compañeros me vanagloria como deberían hacerlo, no recibo el aplomo de nadie como debería de ser. Soy la única hada de todo el bosque de las mil primaveras, a la que se le ha otorgado ése talento de la multiplicidad; y nadie parece notarlo, todos siguen su camino y sus vidas como si nada. Debido a eso, me he sentido muy triste y solitaria en los últimos años. Y cada primavera que pasa, me siento peor y peor… No sé si mi polvillo de hada será suficiente para cuando venga “El Festejo del Cielo y la Tierra”, en donde las jóvenes hadas buscan pareja gracias a su radiante y abundante polvillo mágico. Cada estación que pasa me deprimo más y más y no consigo hacer mis labores como es debido…-
CAPÍTULO 2
Después de una pequeña pausa provocada al término del discurso de Clara, la reina Flora miró a la joven, con un gesto de ternura y compasión. Y entonces comentó algo que cambiaría por completo, no sólo la vida de Clara; sino de toda la comunidad de hadas…
-Veo que hay muchas dudas surgiendo dentro de ti querida Clara. Hay miedo en tu interior, incertidumbre, desolación y tristeza…-
-Ven conmigo pequeña, tengo algo que mostrarte- La reina Flora condujo a Clara por el río cristalino, siguieron su camino y llegaron hasta el castillo de las flores, en donde la reina explicó para Clara desde el balcón principal.
-Querida Clara… dime… ¿qué es lo que ves?-
-No entiendo qué tiene esto que ver con lo que me está pasando Reina Flora-
-Anda; sólo dime qué es lo que ves- Insistió la reina. Clara no entendía a qué se refería su majestad; pero decidió no cuestionar más los deseos de su alteza.
-Bueno… veo a la comunidad de hadas. Desde aquí se puede ver casi todo el bosque de las mil primaveras, incluso más hacia el horizonte, se ven las Tierras Prohibidas de Otoño… Puedo ver a cada hada realizando sus labores y disfrutando de sus talentos. Deleitadas con sus dones sin importarles quién tiene más y quién tiene menos… Veo El río cristalino, veo la pradera de la melodía y el claro de antaño, veo la fuente de las ilusiones y la catarata de las verdades, veo la cueva de los secretos y… Veo el País de lo conocido y por conocer; veo el Bosque de las mil Primaveras. Pero lo que no veo; es lo que todo esto tiene que ver con mi pesar y tristeza-
-Clara… lo que no ves es el por qué se te ha dado el único don jamás conocido por ningún hada en la historia. El don de la multiplicidad. Tu talento es único; si, es especial; si, es magnífico y grande entre los grandes; si… Pero no has sabido utilizarlo como es debido.-
-No entiendo- Comentó Clara con una voz de intriga.
-Verás… Cada talento es único e irrepetible, aunque en categoría sea el mismo; todos sirven para diferentes propósitos y todos hacen que el bosque se mantenga en equilibrio y armonía. La energía que emana de cada hada del bosque, es la que hace éste ambiente de paz, de serenidad y de felicidad.
Todas las hadas están tranquilas y contentas con sus talentos; han sabido descubrir para qué se les fue otorgado y lo han sabido aprovechar como es debido. Cuando un hada muta su cuerpo y se transforma en energía; ésa misma esencia se impregna directamente en el corazón del bosque: El Gran Acre de los Sueños.
El árbol más glorioso y frondoso de todo el bosque. El verdadero, el único, el central, el impregnado de todas las energías colectivas de nuestro pueblo… Al que puedes ir, pedir tus deseos y compartir tus logros, desahogarte, meditar, contemplar la belleza de la madre naturaleza y llenarte de energía vital para seguir el día. Todos somos uno mismo y por ello; tu estado de ánimo afecta a la comunidad entera-.
- Querida Clara, no estás sola. La comunidad te necesita, así como tú los necesitas a ellos.-
CAPÍTULO 3
La reina Flora hizo una pequeña pausa al soplar el viento y sentir la suave briza de la Primavera. Se dirigió a Clara y comentó con voz dulce pero firme:
-Clara, ésta tarde, te he de otorgar una de las misiones más peligrosas y reveladoras que ningún hada jamás ha podido realizar. Muchas lo han intentado pero han regresado a casa sin éxito; esperando al hada indicada que pueda cumplir con dicha tarea…-
Clara se quedó paralizada… Había escuchado hace mucho tiempo la historia que su madre Saurani le contaba cuando pequeña. La famosa leyenda de la gema encantada. El hada capaz de encontrar la gema encantada; sería aquella cuyo talento fuese inigualable y poderoso; sería aquella capaz de unir a los cuatro reinos y sus elementos del mundo de las hadas por el resto de la eternidad, restaurando la paz y encontrando el equilibrio perfecto de todas.
La gema encantada era una piedra preciosa con el don de otorgar 1 cosa:
El don de controlar los cuatro elementos del Mundo de las hadas. Controlar el agua del gélido océano del País de Invierno, el fuego del candente fulgor de la Isla de Verano, la tierra del gran y glorioso Bosque de las Mil Primaveras y el aire de las extensas Tierras Prohibidas de Otoño…
-Reina Flora… No te estarás refiriendo a… a la… “gema encantada”… ¿o sí?- Preguntó Clara, nerviosa por la posible respuesta de su majestad.
-Querida… sólo tú conocerás la respuesta a todas tus preguntas al realizar éste viaje-
La reina Flora tomó su cetro de cristal y le ordenó a Clara hiciera una reverencia. Tocó su frente con el cetro y vertió un polvillo muy especial a sus alas. El polvillo azul de la luz del eclipse Lunar que ocurrió hace cientos de años atrás.
-Éste polvillo te dará la energía suficiente para cumplir con tu misión. Pero antes, necesitarás encontrar 4 elementos vitales para realizar la jornada:
El primero será el cáliz de esencias marinas del País de Invierno, el segundo será el cirio con la chispa divina de la Isla de Verano, el tercero será el talismán sagrado de las Tierras Prohibidas de Otoño y el cuarto objeto que será imprescindible para realizar éste viaje; será mi cetro de cristal del Bosque de las Mil Primaveras.
Como podrás notar, cada elemento que te he mencionado; son aquellos que sólo poseen los reyes y reinas de las cuatro naciones. Necesitarás ir en busca de los otros tres elementos y persuadir a sus altezas con alguno de tus talentos. Sé que encontrarás la forma de hacerlo pequeña. Ten fe, esperanza y siempre confía en ti misma y en tus cualidades… La clave del triunfo reside en el poder de voluntad para lograr tus sueños.-
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Ésa misma noche, Clara no pudo dormir. Debió haber sido la noche más larga de su vida. No dejaba de pensar en la gran misión que se le había asignado. Sabía que no podía defraudar a la Reina, no podía defraudar la memoria de su madre que había mutado hace algunas primaveras pasadas; pero a quien menos podía defraudar en ésta tarea, era a ella misma. Ésta misión se había convertido ahora en su motivo de vida, su motor de esperanza, optimismo y anhelo por hacer bien las cosas. No podía permitirse a ella misma fallar en su cometido. Era la más grande de las misiones jamás conocida. Había sido “la elegida”. Ahora sabía su propósito de vida. Se había dado cuenta, ésa misma noche, por qué la Madre Naturaleza la había proveído con el don de la multiplicidad. Ésta vez tenía un propósito. Y no podía fallar en su cometido.
CAPÍTULO 4
El resplandeciente sol se asomaba por la colina Occidental del Bosque de las Mil Primaveras. Clara yacía acurrucada bajo el suave manto del pétalo de su flor designada por nacimiento: La Orquídea.
Se balanceaba con el vaivén del viento que resoplaba nítido y reluciente al despertar de ésa mañana tan encantadora. Estaba sumergida en un dulce embeleso, junto con el místico cántico proveniente de la cueva de los secretos.
Por un momento, había olvidado por completo la tarea que la reina Flora le asignó la tarde de ayer; sin embargo, ésa mañana era un tanto diferente. Se despertó con un regocijo extraordinario; con una alegría insospechable e inesperada. Había sucedido un cambio dentro de ella misma. Por primera vez, hace mucho tiempo, sintió que había despertado con un nuevo propósito de vida. Se dio cuenta que ése día sería diferente; pero no fue hasta que escuchó el llamado de las caracolas que anunciaban una pequeña reunión casual, cuando se percató que debía asistir a la ceremonia de inicio. Se le había hecho tarde.
Todas las hadas detuvieron sus labores matinales y fueron de inmediato al claro de antaño, junto al acre de los sueños. La reina Flora salió de sus aposentos en el castillo y con un tintineo, apareció en el claro, lista para anunciar la nueva misión del hada con el don de la multiplicidad.
-Hermanos y hermanas; los he convocado ésta dulce mañana para conmemorar a un miembro de nuestra comunidad- Comentó la reina Flora, con la certeza de saber que la mayoría de las hadas estaban conscientes de la noticia.
-Ésta tarde se hará el ritual de los vientos y concluiremos la ceremonia con un festín al anochecer. Entre nosotros tenemos un hada dispuesta a correr el riesgo y cumplir con la misión que se le ha asignado por la Reina del Bosque de las Mil Primaveras; su servidora, la Reina Flora-
Un eco repentino hizo reaccionar a Clara con un improvisto exalto. Aún estaba en camino al claro. El sonido de los aplausos resonaba por todo el lugar, haciendo una ovación al unísono cuando la joven hada arribó.
-Ven pequeña, acércate- comentó la reina Flora dulcemente en cuanto los aplausos cesaron.
Clara flotaba suavemente sobre el pasto y veía que sus compañeros mostraban un gesto de aprobación y admiración tan notorio, que fue inevitable sentirse llena de agradecimiento y alegría en ése momento.
Clara recibió un pequeño bolso mágico; en el cuál podía guardar un sinfín de cosas, sin necesidad de llevar muchos compartimientos. También se le otorgó un suplemento de comida, polvillo azul para sus alas y finalmente, el cetro de cristal de la Reina.
El festejo no duró mucho. Todos estaban felices por tener un motivo para finalmente reunirse con sus hermanos y hermanas de las otras naciones. Clara se sentía sumamente orgullosa de sí misma y extasiada por la elección de la reina. Y luego se puso a pensar… ¿Será que su alteza ya sabía que esto pasaría? ¿Será que todo esto estaba destinado para ella? Era en definitiva, una gran misión, una gran tarea, una enorme responsabilidad. Pero, ¿sería capaz de lograrlo? ¿Por qué se le asignó ésa tarea en un momento tan crítico? Clara se sentía tan confundida.
Decidió hacer a un lado sus pensamientos cuando se le acercó Sunshine, su mejor amiga hace años. Últimamente no había prestado mucha atención a sus amigos y su alrededor. Se dio cuenta que no podía seguir viviendo de la manera en que lo estaba haciendo.
CAPÍTULO 5
-¿Y bien? ¿Ya lo decidiste?-
-¿Huh? ¿Decidir qué Sunny?
-¿Acaso no escuchaste todo lo que te dije Clara?- Argumentó Sunshine sonriendo a su hermana- ¡Vaya Clarita! Creo que últimamente has andado muy distraída. Dime, ¿qué ha pasado?-
Clara no tenía mucho ánimo como para expresar sus sentimientos; o al menos la razón de ellos, porque era demasiado notorio para las hadas de su alrededor pero nadie se había atrevido a preguntarle.
-Dime una cosa Sunny… ¿Alguna vez has sentido que no perteneces a un lugar? ¿Te has sentido abrumada por alguna situación en particular y no sabes cómo remediarlo?-
-Déjame pensar… Hubo una ocasión en la que… ¡No!, espera… Creo que fue cuando…- Sunshine se quedó muda; no sabía cómo contestar.
-Clara, nena, no debes sentirte mal por lo que ocurre a tu alrededor. Por qué no haces algo al respecto con lo que sientes y tratas de cambiarlo. Mi padre Terón una vez me dijo “puedes sentirte enojada y triste por lo que no tienes; o puedes ser feliz y agradecida por lo que la Madre Naturaleza te ha otorgado”. Nena, la felicidad en tu interior se crea por ti misma. No veas los obstáculos en las oportunidades, ve mejor las oportunidades en cada obstáculo que se te presente. ¿Me comprendes? –
Sunshine era un hada sin lugar a dudas especial. Se le había otorgado el don de la persuasión y el control de las energías. Sabía a lo que venía destinada; y estaba decidida a cumplir su propósito. Ayudar a Clara era uno de los primeros pasos para emprender su misión.
-Si… creo que comprendo lo que intentas decirme- Argumentó Clara, con el afán de poner en orden sus emociones y tratar de renovar su espíritu.- Pero ya verás que ésta vez todo será distinto.-
Clara se levantó de su lugar con una sonrisa dibujada en el rosto; miró a su amiga fijamente a los ojos y la rodeó fuertemente con sus brazos.
-Sunny; muchas gracias por todo, tu talento es muy especial. Tus palabras de aliento me motivan siempre que hablamos. ¡Ya verás! Ésta vez las cosas serán distintas-
Ninguna habló. Se quedaron inmóviles por unos cuantos minutos. Fue el abrazo más sincero que ambas habían sentido jamás.
Terminada la ceremonia, Clara y Sunny fueron a la mesa central para saborear el festín. La conmemoración estuvo bastante divertida. Todos platicando, riendo, contando chistes y simplemente disfrutando la ocasión.
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La cena finalmente terminó. Todas las hadas se retiraron poco a poco a sus aposentos, limpiando y contribuyendo en lo más que pudieron, para no dejar desorden. Clara se sintió increíble ése día. Era hora de ir a su flor y preparar todo para la mañana siguiente en la que partiría con el primer rayo de sol en el horizonte.
Se quedó acostada en el centro de su Orquídea, pensando profundamente en todo lo que le comentaron Sunshine y la reina Flora… “puedes sentirte enojada y triste por lo que no tienes; o puedes ser feliz y agradecida por lo que la Madre Naturaleza te ha otorgado... Nena, la felicidad en tu interior se crea por ti misma…” “Hija mía… lo que no ves es el por qué se te ha dado el único don jamás conocido por ningún hada en la historia. El don de la multiplicidad. Tu talento es único, pero no has sabido utilizarlo como es debido…” “Todos somos uno mismo y por ello; tu estado de ánimo afecta a la comunidad entera. Querida Clara, no estás sola. La comunidad te necesita, así como tú los necesitas a ellos…”
<<Es hora de un cambio. ¡No los decepcionaré! Sé que puedo lograrlo>> Pensó Clara mientras poco a poco se perdía en el mundo de los sueños…
CAPÍTULO 6
<<Alguien está siguiéndome… Debo darme prisa. ¡Tengo que encontrarla a como dé lugar!... No puedo permitírselo>>
<< ¡Rayos!... La sombra ha cubierto gran parte de la Isla. Estoy volando muy bajo. Mi polvillo azul se ha agotado. No puedo permitir que me domine el miedo>>
-¡Corre Clara!-
<< ¡Oh no!... ¿Qué hace ella aquí?>>
Se detuvo de golpe. Volteó rápidamente. Era un caos. Todas las hadas de la Isla de Verano volaban frenéticas a todas direcciones. Habían sucumbido. La sombra estaba alcanzándola; pero se dio cuenta de algo peor.
-¡Sunny!-
La sombra nubló el paso de luz que aún le quedaba a Sunshine. Estaba muy débil. No podía volar más. Clara se acercó rápidamente y la llevó lejos del lugar. En donde aún quedaba un pequeño rastro de luz.
<<Tenemos que salir de aquí…>>
-¡Sunny!, ¡Sunny!... Por favor hermana… Despierta. ¡Despierta!... ¡Sunny!... No me dejes hacer esto sola… ¡Sunny!...- Clara tomó a Sunshine entre sus brazos. Se dio cuenta que su luz estaba agotándose.
-¡Sunny no! -
<<Sunny… Sunny… Sunny… Despierta Sunny… Sunny…. >>
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-¡¡¡Clara!!!- Sunshine movía a Clara con brusquedad. Trataba de lograr que despertara.
-¡Vamos Clarita! ¡Despierta hermana!... ¡Despierta!-
Clara abrió efusivamente los ojos. La luz del amanecer lastimaba sus pupilas. Todavía tenía grabado en la mente, el sueño de la noche anterior. Podía sentir que sus labios aún decían “Sunny… Sunny… Despierta Sunny…”
Clara abrazó fuertemente a Sunshine.
-¡Oh Sunny! Estás bien. ¡Qué alegría! Creí que algo terrible te había pasado-
-Fue sólo un sueño Clara-
-Una pesadilla, más bien- Interrumpió con un tono de burla
-Pero qué haces aún dormida. Ya es tarde. Ya debiste haberte ido, la reina Flora no debe enterarse que aún estás aquí o habrá problemas- Sunshine estaba muy inquieta. Clara debía tener todo en orden antes de su partida.
-Es verdad. Se me ha hecho tarde. Vamos, ayúdame por favor. Aún necesito recolectar energía-
-¿Irás al acre de los sueños antes de partir?- Preguntó Sunshine preocupada.
-Así es. No puedo irme sin antes tomar un poco de energía-
-Tienes razón. Te ayudaré a recoger tus cosas. Pero debes darte prisa. Te veo a la orilla del río cristalino para despedirnos-
Mientras Sunshine se quedaba junto a la Orquídea para tomar las pertenencias de su hermana y ayudarle a tener todas sus cosas en orden; Clara fue volando rápidamente hacia el Acre de los Sueños. Después de todo, una oración final antes de su partida no le vendría mal.
Mientras volaba, recordaba el terrible sueño que tuvo. <<“-¡Corre Clara!”>>…
<<Vaya… qué terrible pesadilla… Si algo le pasara a Sunny, jamás me lo perdonaría>>.
Clara y Sunshine eran muy unidas. Desde aquel cataclismo que ocurrió hace cientos de primaveras pasadas; muchas familias de hadas habían quedado separadas. Unas jamás volvieron a encontrarse, mientras que a otras, su luz se fue haciendo cada día más débil, hasta haber finalmente mutado su cuerpo por energía y dejado atrás a sus seres queridos.
Lo mismo había ocurrido con el padre de Clara y la madre de Sunshine.
Ambos perdieron su luz; dejando atrás a sus familias y sus pequeñas hijas. Terón y Saurani, el padre de Sunshine y la madre de Clara; se unieron y decidieron que las niñas se criarían juntas. Desde entonces, habían pasado por muchas cosas. Hasta que un día, Saurani comenzó a debilitarse poco a poco. Terón se dio cuenta que su luz escaseaba. “Es la secuela del paso del tiempo”, comentó Saurani a su compañero; mientras que en sus brazos, le pedía agonizando. “Cuida bien de Clara y Sunshine por favor. No dejes que mi hija se pierda. Aún no ha descubierto su talento y temo que pueda ser muy tarde para cuando lo averigüe”
“Te amo”… Y con sus últimas palabras de aliento, Saurani dejó su cuerpo atrás y su energía fue liberada para unirse al Acre de los Sueños. Ambas niñas aceptaron la idea; pero para Clara había sido aún más difícil. Sentía que no era el momento. Tenía aún demasiadas preguntas en su interior y no sabía cómo descifrarlas. Poco a poco se dio cuenta de los talentos que comenzó a desarrollar. Podía cantar, sabía bailar, imitaba a la perfección el don de sus compañeros… El arma más poderosa que tenía; era su sublime belleza. Clara era una chica hermosa de cabello rubio y largo. Su mirada era tan profunda como el vasto océano de Oriente, sus ojos color miel, asimilaban el cobrizo color de las hojas de Otoño y transportaban a cualquiera que la mirara hasta aquella nación salvaje y apacible. Clara no sabía controlar su deseo por tener más.
Poco a poco, se fue alejando de la gente y sintiéndose cada vez más sola. Su alma confundida no reaccionaba ya con los falsos cumplidos de las demás hadas, o al menos así lo sentía ella.
Pero lo que más afectó a Clara fue ver a Terón con tan poca energía. Desde la partida de su madre, el padre de Sunshine estaba cada vez más agotado de sus labores diarias. La mutación era algo común entre las hadas. Nadie se apegaba a un hada de tal manera de no dejarla ir. Se sabía que cada hada tenía su tiempo contado en el plano terrestre. Y con cada primavera que pasaba, nuevas hadas venían al mundo y muchas otras dejaban su cuerpo atrás y su alma se iría al centro del bosque.
Un día, Terón mandó llamar a Clara.
“Hija mía… quiero que me prometas una cosa” Terón le comentó a Clara de su estado. No era novedad para ella, pero guardó silencio y respeto por los deseos de su padrastro. Y después anunció con voz tenue, que le asignaba la tarea de siempre proteger y cuidar a Sunshine. “Mi pequeña hija es lo único que me queda… Sé que serás una buena amiga y hermana mayor de Sunny. Ella necesita de ti…”
Un día, el espíritu de Terón abandonó su cuerpo y se unió al de Saurani; dejando atrás a su pequeña Sunshine y a la hermosa Clara. Desde entonces, las niñas se cuidaron mutuamente. Pero desde que Clara comenzó a deprimirse, se olvidó de todos y centró su atención en ella misma y en su terrible malestar. Por ende, Sunny había madurado bastante; y su talento salió finalmente a flote cuando se dio cuenta que debía ayudar a Clara con el don de la persuasión y el control de las energías.
CAPÍTULO 7
Clara llegó lo más rápido posible al río cristalino. A lo lejos vio que Sunshine ya estaba ahí.
La despedida fue corta. Ninguna quería realmente decir adiós. “Esto no es un adiós Sunny. Es un hasta luego”. Dijo Clara a su hermanita mientras sacaba de su bolso una pequeña punta de cuarzo.
-Papá me pidió que te diera esto cuando el momento llegara- Explicó Clara tras un largo suspiro.- Y creo que el momento ha llegado-
Clara ató un cordón al cuarzo y lo colocó alrededor del cuello de Sunshine.
-Ésta piedra te protegerá en donde sea que estés y a donde sea que vayas. No la pierdas Sunny- Y tras una última mirada, Clara se alejó del río volando.
El polvillo azul del eclipse lunar que la reina Flora colocó en las alas de Clara, aún estaba presente; haciéndole volar más alto que la capacidad de cualquier hada. Conforme surcaba el cielo y se alejaba del lugar, Clara volteó a ver todo por última vez. No quería que el último recuerdo que tuviera de Sunshine fuera el de una despedida a orillas del río.
Cada vez se alejaba más del bosque. Dejó atrás el río cristalino; pasó por la pradera de la melodía y el claro de antaño, vislumbró la fuente de las ilusiones, siguió volando y pasó por la catarata de las verdades y la cueva de los secretos. Finalmente vio a lo lejos el glorioso Acre de los Sueños. Desde arriba se veía aún más grande, y cada hada se veía aún más pequeña, casi imperceptible a la vista. Pronto llegaría a los límites del bosque y se adentraría a la nación vecina. A las Tierras Prohibidas de Otoño.
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Sunshine no pudo evitar que una lágrima resbalase por su delicado rostro. Los profundos y negros ojos de la pequeña se tornaron húmedos y esbozó un largo suspiro.
<<No puedo creer que finalmente haya llegado éste día>> Pensó mientras se sentaba a orillas del río, bajo aquel frondoso naranjo.
El cielo se tornó rojizo; era un bello amanecer. Clara en realidad se fue poco antes de lo predicho. <<Bien, así tendrá tiempo de encontrar el talismán antes del anochecer. Hoy habrá luna llena>>…
Sunshine se quedó extasiada por la belleza que el río emanaba. Los fuertes rayos de sol se asomaban cada vez más por la colina, el cielo poco a poco se aclaraba y el reflejo de la luz se acrecentaba al ras del agua; que flotaba tranquila y serena con un suave vaivén acompasado del viento.
-¡¡¡Sunny!!!-
Un repentino grito desenfocó la atención de Sunshine de aquella vista paradisiaca.
-¡¿Kuno?! … ¿Pero qué haces aquí?- Kuno… El nieto del gran maestro de la tribu celeste, y buen amigo de Sunshine.
-Dime… ¿Ya se fue Clara?- preguntó Kuno ansioso, mientras se aproximaba a Sunshine.
-Sí, recién partió… ¿Necesitabas algo?- Kuno parecía algo decepcionado. Tomó entre sus manos un pequeño espejo dorado y comentó:
-Sólo quería darle esto-
-¿Y para qué querías darle un espejo?- inquirió Sunshine confundida
-Porque lo necesitará en las Tierras Prohibidas de Otoño- explicó Kuno con preocupación.- Mi abuelo ya estuvo ahí…- Kuno comenzó el relato que una vez su madre le contó hace ya un tiempo y le pidió a Sunshine que escuchara con atención.
CAPÍTULO 8
Hace cientos de años, cuando el gran cataclismo destruyó las ciudades; los grandes maestros de las tribus fueron enviados a las otras naciones para recuperar los elementos perdidos; así como Clara ha ido en busca de la gema encantada. La diferencia es que ellos sólo buscarían los elementos. Afortunadamente lo lograron; es por eso que ahora cada elemento está donde le corresponde con los reyes y reinas de las naciones. El cetro de cristal es uno de ellos y la reina Flora, la poseedora.
-No entiendo muy bien qué es lo que quieres decir con todo esto Kuno… ¿Qué tienen que ver los 4 elementos vitales de las naciones con un espejo?-
-¿Acaso no sabes qué tuvieron que soportar mi abuelo y los otros maestros para recuperar los objetos Sunny?-
-La verdad no…- Contestó Sunshine con un gesto de inocencia.
-Bien… te explicaré…- Kuno tomó un profundo suspiro antes de comenzar- La leyenda cuenta que mi abuelo y los otros maestros de la tribu celeste tuvieron que atravesar diversas dificultades para poder encontrar cada uno de los elementos del mundo de las hadas y devolverlos como correspondía a los reyes y las reinas de las 4 naciones. Verás… En cada nación se esconde un misterioso secreto. Nosotros no sentimos tal cosa aquí en el bosque… Pero es porque somos hadas nacidas dentro de la nación del bosque de las Mil Primaveras. Si un hada de la Isla de Verano o del País de Invierno intentara entrar al bosque; un fuerza que va más allá de nuestro entendimiento, detectaría a la “intrusa” y con la misma magnitud con la que nos protege; intentaría sacar a ésa hada del territorio a como dé lugar.
-¿Cómo sabes todo esto Kuno?... ¡¿Por qué no se lo dijiste a Clara antes de que partiera?!
-¡Es lo que intenté hacer!... Clara necesitará de éste espejo para entrar a las Tierras Prohibidas de Otoño… Mira… es algo complicado; pero lo puedo explicar de la siguiente manera:
-Para encontrar la gema encantada, se necesita juntar el poder de los cuatro elementos de las naciones: El cáliz, el cetro, el talismán y el cirio. Y para poder encontrar ésos cuatro elementos; Clara necesitará entrar a las naciones y persuadir a los reyes y reinas con alguno de sus talentos. Ella es la única destinada a cumplir ésta misión, porque es la única poseedora del don de la multiplicidad.
-No estoy segura de entender todo esto… Es demasiada información Kuno-
-No, no es así Sunny… Mira… Pon atención:
-Cada nación oculta un secreto para proteger a sus habitantes de los intrusos y de cualquier cosa que pueda romper con el ciclo de armonía dentro de sus límites. Es así como se protegen sus habitantes y se protegen los elementos que los reyes poseen.
Y para que Clara pueda entrar a cada nación, necesita de un objeto diferente. Para poder entrar a las Tierras Prohibidas de Otoño; necesita éste espejo dorado que mi abuelo me encomendó. Y sólo se encuentra aquí; en el bosque de las Mil Primaveras… Estando allá y al haber conseguido el talismán sagrado; la siguiente parada de Clara será en la Isla de Verano… Pero para poder entrar, necesitará primero encontrar el objeto necesario dentro de las Tierras Prohibidas de Otoño… Si no me equivoco… Tendrá que repetir esto en la Isla de Verano para poder entrar al País de Invierno. Se dice que una vez reunido los cuatro elementos; la gema encantada será revelada-.
-¿Y cuál es el objeto que necesita Clara para entrar a la Isla de Verano?-
-Por desgracia, desconozco ésa información. Nunca he estado ahí… Y creo que Clara tendrá que descubrirlo sola…-
-Pero Kuno… ¿Cómo entrará Clara a las Tierras Prohibidas de Otoño sin el espejo?-
-Es exactamente por eso que traté de llegar antes de su partida… Sunny… Estoy preocupado… Si Clara no tiene el espejo… No podrá hacerlo…-
CAPÍTULO 9
Las Tierras Prohibidas de Otoño
Las Tierras Prohibidas de Otoño
Clara detectó un olor muy peculiar al borde de la frontera de la nación de Otoño. <<Lluvia… Definitivamente huele a tierra mojada y lluvia>> Pensó mientras descendía.
Había volado todo el día, se sentía exhausta. Necesitaba encontrar un lugar para establecerse y evadir cualquier tipo de peligro. Necesitaba conseguir el talismán para antes del amanecer.
<<No me queda mucho tiempo. Pronto oscurecerá>>
Clara notó inmediatamente un cambio en el clima. El cielo comenzó a nublarse. Aún faltaban varias horas para que oscureciera; debería haber luz. Pero el grisáceo matiz de las nubes daba un aspecto luctuoso al lugar. Clara cesó el vuelo. Comenzó a caminar lenta y sigilosamente
<<Me pregunto en dónde estará la cueva subterránea>>
Una fuerte sensación de desconfianza crecía en su interior. Comenzaba a dudar de todo lo que había hecho y por todo lo que había pasado; poco a poco, las alentadoras remembranzas que una vez tubo se desvanecían con cada paso que daba.
<< ¡No entiendo qué pasa! >> exclamó para sus adentros; el miedo se apoderaba de ella. Su respiración incrementó desesperadamente. No sabía lo que sucedía y una agobiante presencia la seguía…
En cada una de las cuatro naciones existía una fuerza negativa que sucumbía a cualquier intruso, con el afán de impedir la resurrección de una guerra atroz o revivir un temible cataclismo. En las Tierras Prohibidas de Otoño, la única fuerza capaz de derrotar el valiente espíritu de un hada; era el MIEDO.
Clara podía escuchar el eco de sus pensamientos. Poco a poco se acrecentaban y no podía pensar con claridad.
<< No podrás lograrlo… No eres lo suficientemente buena… Terminarás defraudando a todos… Tus talentos no sirven; son en vano… No podrás lograrlo… No podrás lograrlo… ¡Ríndete!... No podrás lograrlo…>>
Con una sorprendente determinación que arrasó con todo aquello que le impedía seguir; Clara se levantó del suelo húmedo en donde yacía arrodillada, con un imponente sentido de superación y gritó tan fuerte como pudo:
-¡¡¡¡¡Sé que puedo lograrlo!!!!!-
Determinada a continuar su tarea; vislumbró a lo lejos un brillante resplandor que llamó su atención. Corrió velozmente hacia él y en un instante notó que no era nada más que un pequeño pedazo de material puntiagudo reflectante. Tenía la sensación de que algo le faltaba. ¿Pero qué podría ser?...
A medida que el tiempo transcurría, el lugar se tornaba lúgubre y gótico. La desesperación y el miedo se apoderaban de ella poco a poco.
Recorrió el terreno y aún no veía ningún hada.
<< ¿Qué clase de lugar es éste?... Es demasiado extraño… No quiero estar aquí >> Clara no podía más. Estaba emocionalmente cansada y necesitaba apoyo. Por dentro sabía que no podía darse por vencida; pero el miedo que sentía se hacía cada vez más grande. Sus inseguridades salían a flote con mayor fuerza y el objetivo por el cual luchaba, poco a poco se debilitaba.
Recordó la terrible pesadilla que había tenido la noche anterior. Todos corrían desesperados, una enorme sombra cubría poco a poco la Isla de Verano; pero no estaba sola. Su hermana estaba ahí. << ¿Por qué Sunny estaba en la Isla de Verano?... ¿Qué querrá decir ése sueño?>> Clara escrutaba sus pensamientos una y otra vez con el afán de encontrar algún tipo de respuesta. Poco a poco empezó a oscurecer. La desesperación se apoderó de ella casi al instante y no pudo más.
CAPÍTULO 10
Determinados a ayudar a Clara; Sunny y Kuno se levantaron del prado a orillas del río cristalino y volaron rápidamente al castillo de las flores. Decidieron pedir ayuda a la reina y que ésta les permitiera llevarle el espejo a su amiga.
-¡¿Clara no ha tomado el espejo?!- exclamó la reina; abrumada por la notable calamidad.
Era de suma importancia llevarle el espejo a Clara antes del anochecer y que el reflejo de la luna llena se impregnara en todo el lugar.
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Kuno y Sunshine volaron más rápido de lo que cualquier hubiera predicho. La reina les dio polvillo azul a ambos y se aventuraron a la aventura. Seguros ambos, de poder lograrlo…
-Finalmente llegamos Sunny-
-Pero Kuno… ¿Cómo sabremos en dónde encontrar a Clara?- Inquirió Sunshine con una notable angustia.
-¿Tienes miedo?- La voz de Kuno se tornó dulce y melódica.
-Si- Replicó Sunshine con un tímido susurro
-No te preocupes; yo cuidaré de ti… Ya verás que estando juntos no nos pasará nada… Encontraremos a Clara más rápido de lo que imaginas. Confía en mí-
Kuno y Sunshine caminaron por un largo rato. La luna se apoderaría del cielo en cualquier momento y era indispensable que Clara tuviera en su poder el espejo y el talismán para entonces.
A lo lejos distinguieron una silueta que reposaba sobre el tórrido manto de la tierra húmeda.
-¡¡¡Clara!!!- Exclamó fervientemente Sunshine al precipitarse a su hermana.
Kuno tomó entre sus brazos el débil cuerpo de Clara y la movió rápidamente.
Clara se veía totalmente pálida; casi como si hubiera visto a un fantasma.
-¡Clarita!, ¡Clarita!... Por favor háblanos… Dinos qué pasó…- dijo Sunshine.
-Necesitamos llevarla lo más rápido posible a la cueva subterránea- Comentó Kuno, quien sabía ya de la ubicación del talismán. – Pero antes… ¡Sunny!... Dame el espejo-
Sunshine obedeció sin más preámbulos. Y con un rápido movimiento, Kuno le mostró a Clara el espejo…
El espejo de oro era un emblemático objeto; a fin de vencer el miedo, Clara necesitaba darse cuenta de una cosa.
Abrió lentamente los ojos. Era casi un sueño. No sabía lo que ocurría…
-Dime qué es lo que ves Clara- Dijo Kuno
- ¿Qué?... ¿Y ustedes qué hacen aquí?-
-¡Sólo contesta Clara!... Dime… ¿Qué es lo que ves?-
Clara tomó el espejo entre sus manos. Era su propio reflejo el que veía. Nada especial. Una simple imagen translúcida de ella misma… Su propio ser reflejado de manera ecuánime sobre un pedazo de cristal... En ése momento; se dio cuenta de una cosa cáusticamente importante:
*El miedo que tenía que superar… Era el de ella misma…
Clara se dio cuenta que la clave para vencer el miedo, era superar sus propias emociones e impedimentos. El miedo era su propia inseguridad de pensar que no podía hacer algo y dejarse llevar por ése sentimiento. Se dio cuenta que el espejo le reveló la verdadera identidad y la genuina esencia que llevaba por dentro. Y se percató de que la confianza era el enemigo mortal del miedo….
Las tres hadas volaron lo más rápido que pudieron hacia la cueva subterránea. Ahí se encontraba la reina Agatha; Alteza real de las Tierras Prohibidas de Otoño. Misma que sabía ya de la presencia de Kuno, Sunshine y Clara.
Las preguntas venían después. Clara no indagó mucho para conocer el por qué de la aparición de Kuno y de su hermana… Pero no quería perder el tiempo averiguándolo. De cualquier manera, se dio cuenta de que no lo habría podido lograr sola.
<<Siempre es bueno tener a alguien que te recuerde lo valioso que eres; lo mucho que puedes dar de ti y que te aliente a seguir adelante a como dé lugar… Sin importar las circunstancias… Gracias Sunny… Gracias Kuno>> Pensó Clara al mismo tiempo en que los tres arribaron a la cueva...
Era casi media noche. La cueva subterránea tenía un aspecto mágico y sospechoso. Los tres tenían ya una pequeña idea de cómo era el aspecto de cada nación por las leyendas contadas de su pueblo y sus ancestros, pero jamás se habían imaginado que podrían ser testigos de tales circunstancias.
-¡Reina Agatha!- Gritó Clara al mismo tiempo en que comenzaban a adentrarse a la cueva; e inmediatamente se escuchó el resonante eco proveniente del interior de la misma... <Reina Agatha… Reina Agatha… Reina Agatha…>
-¡Hummm....! Éste lugar es realmente escalofriante- Testificó la pequeña Sunshine con voz temerosa
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